Pues os voy a contar una cosa.. Siempre he sentido que el mar era mi hogar, pero no fue hasta que me fui a vivir a Maldivas cuando entendí lo fragil que es. Allí en un paraíso de aguas cristalinas, también vi la otra cara de la realidad: colillas y plasticos flotando en el agua, basura lanzada sin pensar, un océano que poco a poco se asfixiaba. Un día, mientras trabajaba como instructor de buceo, encontramos una tortuga atrapada en plásticos. La subimos al barco, la liberamos y la vimos nadar de nuevo, como si le hubiéramos devuelto la VIDA. Fue un momento que me marcó y que siempre cuento como anécdota. Pero lo que más me impactó fue lo que pasó después: las mismas personas que habían visto el rescate, volvieron a tirar el plástico al agua como si nada.